Una nota muy personal...


UNA NOTA MUY PERSONAL…”Regresaremos y seremos miles”
Si hay un recuerdo profundamente desagradable en mí es el de la tarde noche y madrugada del 11 y 12 de diciembre de 1986 en el salón de sesiones del Consejo Universitario de la UNAM.
Esos días, el entonces rector Carpizo y toda su burocracia académica, aprobaron reformas estructurales y restrictivas para acceder y permanecer en la UNAM que, en síntesis, iniciaban el camino de la privatización de la educación superior en México y la exclusión de miles de jóvenes de la posibilidad de acceder a estudios profesionales.
Días antes, con otros cuatro consejeros universitarios estudiantes, habíamos dado una conferencia de prensa en la Facultad de Filosofía y Letras en la que presentamos una propuesta alternativa de desarrollo para la UNAM.  Luego de eso me avoqué a recabar más de 35 mil firmas de estudiantes de bachillerato en rechazo al plan Carpizo.
Fui el penúltimo Consejero Universitario Estudiante en intervenir en la sesión. Ahí entregué las firmas y advertí a Carpizo y su burocracia, así, que se estaba equivocando si creía que los estudiantes quedaríamos quietos para aceptar su camino a la involución.
Paciente e incómodamente escuchamos una cantidad impresionante de supuestos razonamientos, y también razonamientos, a favor, que eran completadas  con un montón de frases denigratorias, ofensiva y calificatorias hacia los cinco estudiantes y un maestro opositor: Porros, pobres,  fósiles, grillos, analfabetas, ignorantes, “indios”, míseros, y un montón de cosas más.
Ese es el recuerdo verdaderamente desagradable. Esa mayoría inconsciente, movida por la conservación de su empleo y privilegios, nos dieron una paliza y horas y horas de insultos y demagogia, que incluso llegó al extremo de hacernos sentir culpables.
Impotentes teníamos nuestros  6 votitos en contra del plan (no los usamos, nos abstuvimos de votar en la votación)  Pero sabíamos que teníamos la fuerza de la mayoría de la UNAM, las de esas 35 mil firmas. En un alarde de valentía no nos quedó más que repetir una frase atribuida a Espartaco “Regresaremos y seremos miles”. Tras la aplanadora que nos hizo trizas salimos de la torre de Rectoría.
Era casi de madrugada aunque todavía no amanecía. Soplaba un viento frío que cortaba la piel. En la oscuridad de la noche rodaron varias lágrimas de impotencia, lágrimas contra la humillación. No quedó remedio que seguir. La causa era justa, la mayoría creía en ella y el objetivo era claro: Defender a toda costa la educación de bachillerato y superior pública y gratuita.
Nos levantamos y vencimos el desánimo. Y regresamos y fuimos miles. Llenamos el Zócalo. Y lo mejor, desde entonces a la fecha han egresado 20 generaciones de profesionistas que hicieron su educación superior en la UNAM orgullosamente pública y gratuita. Creímos en ello. La humillación quedó atrás rápidamente. Todos nos pusimos  trabajar en pos de la universidad y un Congreso Universitario en el que se escucharon todas las voces y marcó el futuro.
Sin estar exenta de desaveniencias y conflictos la UNAM se ha convertido en un baluarte cultural, académico y de investigación en el Mundo.    
Valga la metáfora ayer nos han vuelto a dar dos palizas. Una ganada a pulso y propinada a todos los que creemos o participamos de alguna u otra forma en los proceso electorales: La de los  ciudadanos que se abstuvieron de votar en la elección del Estado de México a los que no les interesa la elección o no la ven como una posibilidad de transformación de cambio de sus condiciones materiales y de calidad de vida. 
La otra, propinada por Eruviel Ávila, candidato del PRI, PANAL y PVEM, a los que nos aglutinamos en torno a Alejandro Encinas.  Reconozco públicamente que supo construir su apabullante mayoría entre los que si votan, con todos sus capacidades, los recursos y los medios a su alcance, y también, justo es reconocerlo con los errores cometidos en la campaña por la Oposición.
Supo y logró ser profeta en su tierra, aún inundada y con zonas llenas de mierda. No sólo ganó abrumadoramente sino convenció al pueblo de donde es oriundo (Ecatepec) e incrementó en más de 70 mil sus apoyos. 
Algo grande debe tener Eruviel, quizá su forma de pensar en grande, porque convenció a muchos a los que les prometió agua y no les dio siquiera una gota,  a las mujeres a las que les quitó los programas sociales, a los jóvenes que dejó sin educación gratuita, a los que fueron extorsionados por su policía, a los abuelos que dejó sin apoyos.   
Logró para sí el apoyo de una mayoría sumida en la miseria económica
Independientemente de lo que pase en tribunales,  que tendrán la última palabra, por el momento podemos decir que la gran mayoría de electores ha querido que sea su proyecto el que rija los próximos 6 años. ¡Pero cuidado! Esto no quiere decir  que se desdeñen los otros proyectos, las otras propuestas. Son caminos de lucha hacia una sociedad mejor.
Y no se pueden desdeñar, tampoco, porque detrás hay casi un millón y medio de personas que creen en ellos.
Soy optimista y espero que el nuevo gobernador emprenda reformas estructurales importantes, tenga éxito en su gestión y, sobre todo, cumpla sus planteamientos de campaña.
Muchos son los aprendizajes de esta elección. Ya los iré comentando.
Me queda un desagradable recuerdo de esta elección. La paliza propinada fue auspiciada y promovida desde el Estado, por el gobierno del Estado de México,  que en los hechos, con su actitud,  ha conculcado derechos y violado garantías, y devastado instituciones.
Por eso,  la paliza propinada fue vista y tolerada por quién debió garantizar un juego limpio. ¡Que vergüenza me da el IEEM!  
Por eso hoy me retiro de las votaciones, que no de los procesos electorales. Me abstendré de votar en las votaciones locales en el Estado de México en tanto no haya una autoridad capaz de garantizar elecciones limpias, libres y creíbles.
Hoy como entonces, porque la lucha es justa y el objetivo claro,  intentaremos incidir en las políticas públicas para mejorar la calidad de vida de la gente y seguiremos construyendo con todos esa mayoría que quiere que el Estado cambie y que se mejore la calidad de vida de la gente.
Esta vez no regresaremos y seremos miles. Ya somos millones, aunque eso no esté reflejado en los resultados electorales.   
Y hoy, como entonces, estoy convencido de que lograremos hacer preservar nuestros derechos y nuestras garantías. 

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