Abrazo con amor

Hoy me sentí profundamente triste al despertar.
Recordé que hace cuatro años fue secuestrado un familiar, mexicano, hombre de trabajo y de lucha, padre amoroso de tres pequeños. Rusvel.
No nos lo regresaron, no ha regresado.
Para mi está en el limbo. Ni muerto, ni vivo ¿pero eso qué importa? El hecho es que no está.
También me invade una alegría cómplice de la tristeza; La mujer y la familia directa han actuado estoicamente frente a la circunstancia. Son héroes en esta guerra en la que la delincuencia organizada, con funcionarios y gobiernos cómplices, nos ha querido arrebatar la vida.
Reclamamos justicia, castigo a los responsables y aunque sabemos que eso es imposible cuando hay un mar de casos en nuestro país, lo seguiremos exigiendo.
Me siento triste por la vileza humana, por esa gente sin escrúpulos que es capaz de arrebatar la vida a otros y porque nos hace entrar en la condición de ser como ellos si los encontráramos un día para hacerles pagar todo el sufrimiento y la desdicha que originaron y todo el daño que causaron, cobrando con su vida la vida que arrebataron.
Me siento triste de que nos invada la rabia y el coraje, pero más porque no les invada a quienes detentan el poder, la fuerza del gobierno y del estado y de las armas para combatir la lacra social de la delincuencia.
Y al margen de la tristeza me da mucha alegría pensar en la maravillosa parte contraria. En el profundo amor a los pequeños de su madre y de toda la familia. En la fuerza de voluntad suficiente para no caer de bruces en la adversidad.
Me deja como enseñanza que el mal jamás triunfará sobre el bien.
Los abrazamos con amor Rusvelito, Jacki, Abril Janeth.

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