Nos faltan los 43 que aparecieron y desaparecieron el mismo dìa.

Sin darnos cuenta, de la noche a la mañana, nos quedamos huérfanos de 43 jóvenes estudiantes normalistas de una escuela en Ayotzinapa, Guerrero, México.
Los desaparecieron sin motivo ni razón aunque no falta quien les esté inventando maldades para justificar que ya no estén con nosotros.
Decenas de Miles en el Zòcalo de la Ciudad de Mèxico
exigiendo a las autoridades la apariciòn de los 43
estudiantes normalistas de Ayotzinapa.
Nos quedamos huérfanos de jóvenes que apenas rebasaban la mayoría de edad y que soñaban con un mundo mejor, y con estudiar para ser capaces de servir a los demás.
Ellos habían crecido sin pedir permiso a nadie. Supimos que estaban allí el día que nos enteramos que ya no estaban con nosotros porque los habían subido a camionetas de las policías.
Sabemos que estaban allí con alegría, con entusiasmo por ser maestros, con la arrogancia de ser jóvenes y de querer comerse el Mundo a mordidas aunque todo fuera adverso. Cuanta arrogancia de su parte había para lograr ser que soportaban hambres, fríos, incomodidades.
Ellos ya estaban allí creciendo en Ayotzinapa aunque para todos los demás en nuestro país hayan crecido de repente, asì, de la noche a la mañana, como crecen millones de jóvenes más en este Mèxico que a veces les quiere decir no.
Un día,  de repente, nos hemos dado cuenta que tenían la madurez suficiente para luchar por la
Movilizaciones en todo el Paìs 
justicia y por un país mejor. Y así, un día,  de repente, aparecieron y desaparecieron,  y cuando notamos su ausencia, otros millones de jóvenes como ellos, nos demostraron,  arrogantes, que tenían la madurez suficiente para salir a las calles organizados a exigir justicia y la aparición de los 43 que nos faltan. Crecieron también sin darnos cuenta, aunque parecía que no crecían, que se quedaban en la inmadurez. Cuan equivocados muchos.  
Ah! Y cómo le duele la madurez de estos jóvenes al papá gobierno,  que quisiera verlos niños, , bebés, para darles una teta y mandarlos con mamá a que les cuiden y les cambien los pañales.
Los jóvenes de Ayotzinapa crecieron en un ritual de obediencia escolar, pero de desobediencia civil. ¡Jóvenes desobedientes!¡Jóvenes desobedientes de las reglas y riquezas mal habidas de gobernantes municipales estatales o federales!¡Jóvenes desobedientes de la miseria en la que los querían sumir!¡Jóvenes desobedientes de la esclavitud a la que los querían condenar!
Vivos los llevaron Vivos los queremos, consigna
en las manifestaciones en Mèxico.
Otra màs es "No somos todos nos faltan 43"
Los mexicanos adultos conducimos el auto que los llevaría al futuro. Muchos habrán hecho lo posible, otros lo necesario o simplemente lo que en su circunstancia les tocó hacer; disculpen ustedes jóvenes nunca se hizo lo suficiente ni lo correcto para que en lugar de estar desaparecidos o en las calles exigiendo el futuro, siguieran en las aulas estudiando y acrecentando el conocimiento, la ciencia y la técnica que harán grande a nuestro pueblo.
Disculpen ustedes jóvenes este futuro incierto y esta imposibilidad de garantizarles a sangre y fuego que siguieran estudiando.


Es maravilloso verlos crecer y más porque en este momento histórico han crecido más que nosotros. Mirarlos correr, jugar, con su pelo largo y alborotado, con sus mochilas de moda, con su flacura que los engalana.
Ustedes ya están aquí. Los hemos visto. Todos sabemos que existen y que estàn maduros para no permitir que a las siguientes generaciones les hereden lo que les hemos heredado a ustedes. Aprendan de nuestros aciertos, pero sobre todo de nuestros errores. Se que no necesitamos decírselos pero vale la pena recordarlo para que no los repitan.
Marcha en la noche en la
Ciudad de México,
una más de las de todo el país.
Nos habíamos quedado rezagados, anticuados, obsoletos, huérfanos de ustedes. Ya no comunicábamos, ya nos tragábamos los fraudes.la arrogancia,la esclavitud, nos daba miedo salir a las calles y gritar nuestro desacuerdo, disculpen, quizà se quedaron un tiempo huérfanos de padres. Nosotros eramos los desaparecidos.   .    
De repente los hemos visto en la calle, los hemos visto brillantes, inteligentes, defendiendo su futuro y el de los demás. Haciéndonos saber que no estamos huérfanos de ustedes, y encendiendo una luz de esperanza para que nos regresen a los 43 que nos faltan.
Disculpen esta desaparición que tuvimos. Fuimos los primeros desaparecidos. Debimos haber estado más integrados y organizados para evitar que trufianes se adueñaran del futuro y los intentaran someter. 
Debimos haber estado más pendiente de que tuvieran lo suficiente para trasladarse, comer, divertirse, estudiar, aprender y aprehender, y estar seguros en donde quiera que estuvieran. 
De repente da coraje e impotencia no haber estado más a la zaga de ustedes, escuchando su respiración, jugando en las tardes, conversando el futuro; pero así son las cosas.
Por otra parte, da gusto saber que están (pero nos faltan 43) que son sangre nueva para un Mundo mejor y que están maduros para mantenerse unidos y luchar por la colectividad y para hacerse respetar. 
Aquí estamos, con ustedes, los jóvenes de otros tiempos, los maduros jóvenes de hoy,  hasta que aparezcan los 43 que nos faltan y encontremos un camino mejor a la felicidad. .    
      
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