SOLIDARIDAD DE ECATEPEC CON AYOTZINAPA

Como pueblo tenemos un destino compartido. Lo  que ha pasado a nuestros jóvenes en AYOTZINAPA es lo mismo que les puede pasar a nuestros jóvenes en Ecatepec o en cualquier rincón de la República sino hay justicia para ellos. 
La angustia de los familiares, causada por la desaparición  de sus hijos,  pernea México como la oscuridad de la noche. 
La desaparición de 43 jóvenes estudiantes normalistas, cuyo deseo era ayudar a su pueblo, dedicarse a la noble labor de maestros, es un hecho abominable que ningún mexicano puede aceptar porque viola todos lis derechos y libertades ciudadanas. 
Son 43 desaparecidos que hoy nos unen para gritar también ¡justicia! por lo decenas de miles que también han desaparecido en nuestro país. 
Débiles e insuficientes son las palabras para expresar la rabia y el coraje por hechos tan abominables y para exigir justicia, por eso la obligada necesidad de sumar y sumar más voces que reclamen castigo a los responsables y justicia a los desparecidos. 
También débiles e insuficientes son las palabras para paliar el dolor y la angustia que causa la pérdida de seres queridos víctimas de la delincuencia, la corrupción y la incapacidad del gobierno de garantizar la seguridad y la libertad. 
México se mueve hoy por el espíritu de Ayotzinapa que ha removido nuestras conciencias para recordar que tenemos una patria que cuidar y que eso significa seguridad, bienestar, paz, tranquilidad y libertades para los mexicanos. 
No hay consuelo para los familiares de los desaparecidos, no hay para quien ha perdido un ser querido, no hay consuelo para millones de Mexicanos, quizá lo único que podría paliar, el pequeño gran consuelo que podría existir es el de ver un país libre en el que la gente pueda caminar por las cales con total seguridad y sin temor a ser víctima de la delincuencia.
Los desaparecidos de Ayotzinapa y del país no son ni héroes ni villanos, son ciudadanos como cualquiera de nosotros, pero representan la esclavitud  extrema a la que quiere someternos la delincuencia organizada tolerada, fomentada, integrada y estructurada desde diversos niveles de gobierno. 
Exigir justicia por los desaparecidos de Ayotzinapa es por tanto, también un grito de libertad. 
Los que cometieron la atrocidad le apuestan al olvido, al silencio cómplice, por eso es nuestra tres no permitir  que se apague la luz  de la esperanza de ver un México distinto con justicia para las víctimas directas. 
Salgamos a las calles sin miedo concentrémonos por miles en los espacios públicos, sin miedo, para exigir justicia y libertad. 
Si hay justicia podremos construir un nuevo país, sino tendremos que conformarnos a heredar un México en ruinas a nuestros futuras generaciones. 
Hagamos un alto en el camino de nuestra momentánea felicidad navideña para solidarizarnos con estos heroicos padres de familia que han decidido luchar por la justicia y la aparición  de sus hijos normalistas 
Hagamos un alto en estas fiestas para decirles fuertemente con un abrazo solidario, no están solos.
Hagamos un alto para evitar, también, que el día menos pensado los delincuentes gobiernen nuestras vidas y nos esclavicen incluso en las mesas de la cena de Navidad y año nuevo. 
Un día como hoy hace 199 años en este lugar asesinaron a un hombre al generalísimo José María Morelos y Pavón su sangre corrió como ríos creciente para hacer crecer la semilla de libertad en el país.  Hoy están aquí estos Padres Héroes, de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, cuya voz inunda todos los rincones de la patria, como Morelos, en un clamor por la libertad y la justicia. 

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