¡TRABAJO Y LIBERTAD!


Así como en 1910 los revolucionarios, con Emiliano Zapata a la cabeza, reclamaban tierra y libertad como elementos base de la justicia para los mexicanos,  en nuestro tiempo la consigna es trabajo y libertad. 

En trabajo y libertad se sintetiza la aspiración de millones de mexicanos. 

En el México rural de 1910 la tierra era el elemento motriz fundamental para la supervivencia.  La lucha por su posesión era de vital importancia pues era el principal medio de producción y de obtención de ingresos. 

Repartida toda la tierra, explotada por caciques o grupos económicos, y con el desarrollo de nuevas industrias, a la mayoría de los mexicanos nos les queda más fuerza de producción y de obtención de ingresos que sus propias capacidades  para el trabajo o para emprender negocios micro, pequeños o medianos.

Pero definitivamente esas capacidades no pueden rendir frutos si no hay libertad.  Trabajo y libertad van unidos. 

El México de hoy vive en una especie de desencanto de libertades. Y peor aún, con el regreso del Partido Revolucionario Institucional a la Presidencia de la República,  se percibe una supresión de estas y un retorno a prácticas autoritarias que las cercenan. 

Afortunadamente tenemos  de nuestro lado la Constitución, esa que fue  perfeccionada, para  garantizar  derechos y libertades, justamente tras la guerra revolucionaria de 1910.

Los gobiernos nos han quedado a deber mucho en su cumplimiento, pero no nos desanimamos porque la Constitución es y seguirá siendo la guía y luz  de la esperanza, de los sueños, de las utopías para mejorar la vida de los mexicanos, porque en ella quedo plasmada la voluntad originaria de la Nación para otorgar derechos y libertades para una vida feliz. 

Somos millones  los que exigimos trabajo y libertad, los que preguntamos ¿Dónde ha  quedado nuestra libertad de salir a las calles sin miedo? ¿Dónde ha quedado nuestro derecho al trabajo cuando se cercena en leyes laborales, en procedimientos administrativos gubernamentales o se vulnera por extorsión política o delincuencial? ¿ Donde ha quedado la libertad de dedicarnos  a los que queramos cuándo se vuelve privilegio de unos cuántos?

Los mexicanos no somos completamente libres en este momento. De facto grupos delincuenciales organizados, y eso implica a esferas de gobierno, conculcan nuestras garantías y los gobiernos han sido ineficaces para enfrentarlos. 

De facto el dios don dinero y el capitalismo salvaje nos arrojan enfermedades, conflictos y problemas que los gobiernos han sido incapaces de combatir astutamente. 

Por más que se diga que nuestro derecho al voto está garantizado por instituciones de primer nivel lo cierto es que hoy más que nunca no hay credibilidad sobre los resultados electorales y el que se pueda votar  no significa que se garantice ese derecho, sino simplemente que podemos ejercer la acción de votar. 

En los próximos días tomará posesión del cargo de presidente la República el señor Enrique Peña Nieto, desde aquí le decimos que tiene que actuar con urgencia porque el país no está para actuar con gradualismos. Se requiere con urgencia trabajo y libertad son las bases para desarrollar una nueva vida en el país. 

Aspiramos a encontrar una luz de salida a esta oscuridad  en la que nos sumieron durante ya varios años o sexenios. Una luz que limpie la sangre con la que se llenó el País en estos últimos seis años y que permita la paz y la conciliación y signifique la justicia para los casi 100 mil muertos y sus familias y para toda la gente. 

Necesitamos una luz que anime a la gente, y resucite a los miles de muertos vivientes que deambulan por las calles buscando trabajo, pan, educación, salud, vivienda, abrigo, que viven la vida como si estuvieran en un infra mundo. 

A nuestra aspiración de recuperar las libertades,  limitadas o cercenadas  por fuerzas oscuras extrañas que nos quieren ver sometidos se suma nuestro anhelo de que haya justicia social. Esto significa igualdad de oportunidades para todos,  respeto de los derechos, garantizar instituciones que actúen apegadas a la ley,  que no actúen en función prebendas o componendas de los intereses particulares;  significa un frontal ataque a la corrupción que tanto lacera a nuestra sociedad. 

También gritamos. ¡Basta de enconos! No hay libertad para unos  y para otros no. Independientemente de partidos, de ideologías, unos y otros debemos marchar unidos si queremos ser libres.

Lo mismo está desempleado  el que votó por el PRI que el que lo hizo por el PAN o el que optó por el PRD o el PT, o el que no votó.  Lo mismo pueden ser víctimas de la delincuencia unos y otros. 

No hay diferencia. nuestros camios están intrínsecamente ligados. 

Ya se darán cuenta muchos de ellos, los que están con el poder,  que su libertad está ligada a nuestra lucha.  Ellos lo saben.

Trabajo y Libertad¡ 

La inmensa mayoría de los ciudadanos mexicanos sólo son dueños de su capacidad de trabajar. No tienen ni tierras, ni empresas, ni comercios en su mayoría cada  día más monopolizadas por los grandes capitales.

El trabajo es lo único  que podría mejorar  su condición de vida. 

El estado y los gobiernos locales deben permitir y garantizar el derecho a trabajar, a desarrollar la industria y el comercio, y garantizarle a la sociedad las condiciones óptimas mínimas necesarias para hacerlo, en regulación, en infratructura urbana, en seguridad pública. 

Y libertad. 
Porque sin libertad el trabajador no puede abrigar la esperanza de recoger el fruto de su esfuerzo, ni goza del estímulo para perfeccionar su labor.
Sin libertad no se aplica al trabajo la fuerza necesaria, no se emprende, no se invierte, no interesa el aumento de la producción, no hay asociación,  se trabaja con miedo, no hay confianza. 

Con libertad  se trabaja más y mejor. Se sabe que puede uno aspirar a la riqueza material, o a los productos bienes o servicios.  Se trabaja en lo que se quiere y requiere.  Se garantizan proyectos de crecimiento a corto mediano y largo plazo, y el trabajo se vuelve una bendición y no un castigo. 

Trabajo y Libertad, a eso aspiramos 

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